Ayer discutí con una chica italianta cooperante que trabaja en UNRWA, una agencia de las Naciones Unidas exclusiva para los refugiados palestinos. Los demás refugiados de todo el mundo están en ACNUR. Ha vivido seis meses en Belén y ahora vive en Jerusalén.
Israel no es legítimo
Fue imposible llegar a ningún punto de acuerdo. Para ella la ocupación no empezó en 1967 sino en 1948, con lo que no considera Israel como estado-nación legítimo ni si quiera en su hecho fundante. Además, creía que la única situación de ocupación militar en el mundo era la de Cisjordania -Tibet, Chipre, Sáhara, Kurdistán…- y le hervía la sangre cada vez que se me ocurría mencionar la palabra Antisemitismo o Terrorismo. Pese a que me dijo que no justificaba el terrorismo, cuando le dije que gracias a la valla de seguridad los israelíes pueden ir a tomar cafe o coger autobuses -como yo y ella hacemos a diario- ella me dijo que esos atentados tenían una razón de ser: la ocupación -la OLP fue creada en 1964 cuando Gaza pertenecía a Egipto y Cisjordania a Jordania, no había ocupación militar israelí, pero claro ella consideraba ocupación la creación del Estado de Israel.
Sin embargo, lo que más me sorprendió fue cuando, ya bastante hastiado de luchar contra prejuicios fuertemente anclados en su opinión e inamovibles -un fanático es aquel que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema, Churchill dixit- le pregunté:
Bueno, imaginemos que mañana Bibi decide no sólo salir de Cisjordania, sino que desbloquea totalmente Gaza, quita todos los checkpoints y decide meter a los militares en los cuarteles. ¿Qué pasaría al día siguiente?
A lo que ella contestó:
¿Con qué OS van a matar? ¿con piedras?
Sin levantarme de la silla, y con la mente repleta de imágenes que se repitieron durante la Segunda Intifada de autobuses y restaurantes volados por los aires, amasijos de hierro y sangre, lágrimas y dolor, le contesté:
¿Los cohetes de Hamas son piedras? ¿los chalecos bomba son piedras? ¿las AK-47 son piedras?
La chica no dijo nada. Empezó a lagrimear y me dijo que se sentía acosada en el debate, y que no quería seguir hablando.
Tristeza
La cuestión que suscita esta narración no es lucir mis buenas o malas dotes en la defensa de la Conspiración Sionista Mundial. Ni siquiera exhibir como una pieza de caza a la cooperante italiana. No siento euforia ni alegría por haber ganado una batalla dialéctica. Todo lo contrario, siento pesar y trizteza.
Si ese es el concepto de Israel de aquellos que supuestamente vienen aquí a trabajar por la paz. ¿Cómo pueden los israelíes confiarles cualquier tipo de mediación? Si un país está continuamente deslegitimado de esa manera, si sus víctimas son cosideradas como merecedoras de los atentatos terroristas, ¿cómo esperan ayudar así a la resolución del conflicto?
No me extraña que algunos miembros del gobierno israelí intentaran aprobar una ley para cortar los fondos de todas esas ONG’s que se instalan en Israel para «trabajar por la paz». Estuve en contra de esa ley y lo sigo estando. Sí. Pero iniciativas como esta se van a seguir repitiendo si la actitud de los cooperantes extranjeros sigue en esta línea. Pensemos en lo que le pasó a un compatriota de mi interlocutora, Vittorio Arrigoni, asesinado por salafistas. ¿Qué hizo la organización Rumbo a Gaza en su cuenta de Twitter? Esto que -intento no poner las tripas sobre este post- mueve a las nauseas:
La ayuda internacional no ayuda nada, valga la redundancia
Lo siento. Esa es la forma que tienen de ayudar la mayoría de los cooperantes extranjeros que viven en Israel y en los Territorios Palestinos. Igual que ignoran, deliberadamente, los 20 conflictos abiertos en África que durante los últimos diez años han dejado unos 5 000 000 de muertos, o sin irnos tan lejos, igual que ignoran a Siria, tan cerquita de Israel, en donde los opositores están siendo masacrados por el régimen de Assad, invierten todas sus energías no para ayudar al pueblo palestino, sino para deslegitimar a Israel. Pobres palestinos si esta es su ayuda internacional.
De esta forma, lo único que consiguen todas estas ONG’s es alargar el conflicto y la distancia que hay entre los dos pueblos. Siempre he visto con una admiración absoluta a todos esos jóvenes europeos con los que me he cruzado que han abandonado todo y se han ido a un rincón perdido de África, de la India o de Sudamérica para ayudar a los que no tienen ni agua potable.
Estos cruzados que piensan que Israel es el mayor mal del planeta, manchan la palabra cooperación, y minimzan los demás males del mundo.
El truco utilizado por los pro-israelís siempre es el mismo: no mencionar nunca las cifras para que parezca un «conflicto» entre dos partes que se matan mútuamente. La realidad es otra: ¿cuántos muertos israelís han habido por «cohetes» rudimentarios? Una media de uno o dos muertos por año. En cambio, los pro-israelís no paran de mencionar cómo están siendo atacados a diarion por cohetes y justifican cualquier acción con esta idea. Después ves cómo en una sola invasión (Gaza 2009) los israelíes son capaces de exterminar en tres semanas a 1300 o 1400 palestinos, de los cuales 700 civiles no armados y, de estos, 300 menores de edad.
Estas son las cifras. Sin cifras reales no se está presentando la realidad.
El problema no es la protección de ciudadanos israelíes, sino cómo se utiliza en concepto de «protección» para asesinar, torturar, humillar, ahoghar económicamente, robar propiedades, derribar casas, etc de los palestinos.
El baile de cifras es un clásico asentado en la cobertura sobre Oriente Medio, ya sea mediática o académica. Pero hay unas cifras que nunca bailan porque nunca salen a colación: las 1100 víctimas civiles israelíes durante la Segunda Intifada. Aplicando la máxima de Sun Tzu de que el arte de la guerra se basa en la ficción, estas víctimas civiles se han convertido en una ficción para este conflicto.
Respecto a las pocas víctimas israelíes causadas por los cohetes de Hamas -resulta que son pintados como petardos, otra vez la ficción- es lo mas normal en un país que se preocupa por las vidas de sus ciudadanos: la minimización de víctimas es producto de la políticas de protección del Estado de Israel. Sderot es la ciudad con más refugios por habitante del planeta. Los techos de sus escuelas están reforzados, los parques poseen refugios infantiles…
Resulta que los israelíes tienen que ser los únicos que se dejen matar.
De las varias deceas de millones de refugiados que hubo en los años cuarenta, los refugiados palestinos son los únicos que con el tiempo han aumentado en lugar de disminuir. Eso es porque un bisnieto de un refugiado nacido en por tercera generación no es considerado sirio, sigue siendo un refugiado palestino. UNWRA no hace nada para que los descendientes de los refugiados palestinos sean aceptados como iguales en cualquier parte donde se encuentren (como han sido aceptados en Chile o EEUU, por ejemplo). Mientras que siga sin hacer nada al respecto UNWRA es parte del problema, no de la solución. Llegamos al absurdo que palestinos viviendo en Palestina (gaza, cisjordania) son considerados refugiados igual.