«Start Up Nation. La historia del milagro económico de Israel» es un best seller internacional de no ficción de The New York Times, un libro del Council of Foreing Relations que por fin ha sido publicado en español. Saul Singer, uno de los dos autores junto a Dan Senor, ha estado promocionando el libro por España.
Mirando de soslayo a la cuestión de por qué un éxito de ventas internacional, además sobre un tema tan en vogue como el crecimiento económico y la creación de empresas, ha tardado tanto en publicarse en España, y por qué además ha tenido que ser una organización sin ánimo de lucro, ACOM -con el apoyo de donantes privados- la responsable, considero más interesante y enriquecedor centrarnos en el espíritu del libro y la inspiración que puede despertar en un país tan castigado por la crisis económica como es España.
Es cierto que Israel posee características muy especiales y concretas que la han hecho una Nación Start Up. El ejército, quizás la institución más importante de Israel y la más apreciada por su sociedad, la amenaza exterior constante, el fuerte sentimiento de pueblo y de comunidad y la creencia de que nadie va a hacer tu trabajo si no lo haces tú, son factores innegables que han favorecido el florecimiento económico, emprendedor e innovador en el Estado de Israel.
¿Sería aplicable, entonces, un modelo económico así para un país como España? En este artículo en El Confidencial se preguntan lo mismo que yo, aunque en este post salen a relucir otras cuestiones.
Sin alejarme de la doctrina expresada en el libro, creo que hay factores que pueden aplicarse en España con el fin de mejorar su cultura socioeconómica, la cual, como demuestra la actual coyuntura, está obsoleta.
En Israel no existen las clases sociales como las conocemos en Europa. Jutzpah y Tajless.
En España existe, como en cualquier país occidental, una gran clase media, pero también clase alta y clase baja. En Israel con las clases sociales ocurre algo peculiar. Por ejemplo, todos los israelíes tienen que hacer la reserva militar, alrededor de un mes al año. Un reservista que va de miluim -nombre en hebreo para el periodo de reserva- puede ser el CEO de una empresa y el jefe de su unidad, un chaval más joven que trabaja como repartidor de pizzas. No hay jerarquía social, ni status. Por eso es muy común ver en una empresa israelí a un trabajador discutir con el jefe y contradecirle como si fuera uno más. Es lo que el libro menciona como jutzpah.
Ocurre algo parecido con el código de vestimenta para el trabajo o las celebraciones. Si, por ejemplo, voy en traje a trabajar al Ministerio me preguntarán si es mi boda (a no ser que tengamos una convención especial o una delegación extranjera a la que recibir). En Israel no importa cómo vistas. Lo que importa que seas eficiente, puntual y trabajador.
Nuestro mundo, el occidental, es un mundo estético. Las formas, el cómo, el continente…son fundamentales. En España ocurre igual, y sigue importando demasiado cómo conjuntes tu corbata o la calidad de tu traje, e incluso tu propio traje. Sigue importando demasiado la impresión visual y estética. El israelí medio piensa que eso es una pérdida de tiempo total y absoluta. El tiempo que dedicas poniendote guapo para el trabajo lo podrías emplear para el mismo trabajo. Esta forma de pensar es lo que en el libro llaman tajless.
En Israel no se penaliza socialmente al que prospera
Un escritor al que no me siento muy apegado intelectualmente, pero que siempre resulta interesante seguir, Sánchez Dragó, declaró fervientemente en una entrevista con Jesús Quintero que la enfermedad de España es la envidia.
¿Por qué Amancio Ortega tiene que vivir en la clandestinidad? ¿Por qué en España se le tiene tanto rencor al que prospera?
En Israel no ocurre así, y eso es un aliciente y un impulso para nuevos emprendedores. De hecho, en Israel las organizaciones de microfunding, organizaciones sin ánimo de lucro que se dedican a ofrecer microcréditos a nuevos emprendedores, son algo común y aceptado.
Lo mejor de los dos mundos, económicamente hablando
En su modelo económico, Israel mezcla capitalismo y socialdemocracia. El fuerte patriotismo y el fuerte sentimiento de gran familia en Israel hacen que la solidaridad sea extremadamente alta -el tercer sector económico en Israel es el Non-Profit, además de ser uno de los países con más ONG’s por habitante- así como una economía con altos impuestos pero a la vez con una gran accesibilidad y libertad para crear empresas -el proceso de creación de una nueva empresa en Israel sólo lleva dos días.
En España nadie quiere dejar atrás el Estado de Bienestar, pero es un modelo caro y requiere esfuerzo económico laboral y considerable tanto desde los trabajadores como de los empresarios. Israel ha dejado que muchos servicios públicos sean prestados por muchas ONG’s, es una solución viable y más barata. Para que impuestos altos y solidaridad encajen bien junto con facilidad y flexibilidad empresarial y laboral, debe existir ese sentimiento de nación, de sociedad, de pueblo que, en este caso para mal, no tiene España.
Mientras llevar una bandera de España en el coche siga siendo etiqueta de facha, mientras no haya un sentimiento común de nación luchando contra la adversidad, en este caso contra la crisis, la solidaridad en España nunca será bienvenida. Es cierto que en general el patriotismo en Israel es debido a que los israelíes les ha costado mucho levantar su país. Pero España tiene mucha historia y momentos altos como la Constitución de 1812 o la Transición. Fueron momentos en los que se trabajó por el futuro del país. Ese espíritu tiene que volver, y quedarse.
En Israel se madura mucho antes
Como decía Ángel Mas, presidente de ACOM, en la entrevista que le hizo Mario Noya en LD Libros con motivo de la promoción de Start Up Nation en español, los israelíes llegan mayores a la Universidad, después de pasar 3 años en el ejército -dos las chicas- exigen más del profesor, de la institución y tienen más hambre de éxito que un europeo medio. No es cuestión de implantar la mili obligatoria de nuevo en España, sería un atraso porque España no lo necesita. Sin embargo, y esto también lo mencionó Saul Singer en una entrevista en La Vanguardia, hay que dar más responsabilidad a los jóvenes, confiar más en ellos. No quiero caer en ningún tópico, pero la juventud española está aún lejos de la posición que le debe corresponder para aportar levadura al país. Las encuestas sobre sus perspectivas de futuro son desesperanzadoras.
Por ejemplo, iniciativas como el Building Future Leadership, seminario de cinco días para jóvenes líderes al que tuve el privilegio de asistir –El Mundo me entrevistó a propósito– deberían llevarse a cabo en España para impulsar el potencial de los jóvenes.
Es posible
Quizás todas las soluciones económicas para España no pasan por convertirla en una Nación Start Up, pero un cambio estructural es necesario y pueden tomarse como ejemplos algunos logros de Israel.
España tiene que aprovechar su potencial. España es un reclamo turístico impresionante, de punta a punta, desde Galicia, Asturias Cantabria y todo el norte hasta e Cabo de Gata, pasando por Granada, Benidorm, o Sitges. España, por ejemplo, también debe explotar su sector agrícola e industrial, y no basar su economía en activos caducos como el ladrillo. España debe apostar por sus cerebros y no dejar que se fuguen. Apoyar la innovación, la investigación y el desarrollo, y sobre todo remangarse e intentarlo.
Ariel Halevi, uno de los mejores ponentes que he escuchado jamás, me dijo que uno de los errores más comunes es pensar que todo está inventado. «Sólo estamos empezando» me aseveró. Ese es el espíritu Start Up y del cual España puede coger el testigo. No sólo porque deba, sino porque también puede.
Un post muy interesante, incluso apasionante, hasta que has llegado al tema nación española, bandera, patria, etc. Por favor, no lo compares con Israel, porque -sin pretenderlo, sin duda-, el núcleo del artículo queda desplazado por una sensación de rechazo por parte, precisamente, de mucha gente inequívocamente partidaria de Israel.
Dejando al margen si existe una «nación española», espero que entiendas que esa bandera que citas es la misma que tuvimos que tragarnos durante 40 años de dictadura. Lo cual no implica que todos cuantos la tienen por suya sean forzosamente «fachas».
El servicio militar en Israel y en España no solo no son equiparables, sino que son diametralmente opuestos. Ya se que no los has comparado, pero citar el tema nos trae a la memoria qué supuso el servicio militar en España hasta su supresión, cómo era el ejército, cuánta incultura, intolerancia, atraso, abuso y fascismo se derrochaba en las fuerzas armadas y cómo los oficiales no sólo no eran los más preparados sino que, con frecuencia, eran miserables analfabetos enquistados que se valían de su graduación para humillar y explotar a la tropa como sirvientes, incluida gente con una cultura y una preparación que ellos nunca llegarían a oler siquiera.
En cuanto a la solidaridad, supongo que no hace falta que te diga cómo se traduce en España; cómo se maltrata y se insulta a quien más aporta, cómo se acusa de avaros y victimistas a quienes protestan por el abuso y se les golpea con boycots. ¿Te suena?
Me parece respetable que te sientas orgulloso de ser español, pero no te engañes, el país del PER, de la subvención, el reparto de obra pública por puro caciquismo y el ensalzamiento del hidalgo que cree que el trabajo es una indignidad, no puede ser una nación Start Up. Sobre todo porque no sólo no se ha distinguido por crear o innovar sinó por todo lo contrario : matar siempre sus gallinas de los huevos de oro, expulsar a quienes más pueden aportar, arrasar la riqueza ajena.
España nació en el siglo XV, fue el parto de dos primos que por el solo hecho de casarse impusieron todo lo que ha seguido. Nació con la inquisición, la expulsión de los judíos y la conquista de América con la cruz y con la espada.
No me alargo. Simplemente comparar España e Israel es un espejismo o un disparate. No compliquemos las cosas.
En primer lugar, leyendo tu feedback parece que mi post ha sido una tesis de un falangista en pos de la patria española una, grande y libre. No creo que sea así, porque más que nada he apelado a un sentimiento de sociedad o de nación que todo país serio y digno debe tener. Una cosa es que no te sientas español, lo que respeto exactamente igual que sentirse muy español, pero otra es negarle a una realidad nacional como España ciertos atributos que debería tener. Independientemente de si quieres formar parte del país o no.
En segundo lugar, muchos países han tenido las mismas banderas antes y después de una dictadura, sólo en España es patrimonio del fascismo y provoca rechazo -excepto cuando juega la selección.
En tercer lugar, me parecen fenomenales tus críticas al ejército español, pero, con todo el respeto, las has metido con calzador porque he mencionado en el post que implantar la mili de nuevo en España sería un atraso.
En cuarto lugar, seré el último que niegue toda la oscuridad que ennegrece la historia de este país, empezando por su palmarés antisemita. Pero no veo qué de malo tiene recordar que tuvo momentos altos y que necesita recuperar ese espíritu para salir del hoyo.
Por último, no estaba buscando comparar, sino de mostrar algunas actitudes que España podría adoptar para mejorar su Economía. Si eso es un disparate, entonces si que las cosas están complicadas.
un saludo
Eli, en ningún momento te he tratado como a un falangista. Y, además, me consta que no lo eres en absoluto. Fíjate que he afirmado que me parece respetable que te sientas orgulloso de ser español y que quien se siente identificado con la bandera de España no tiene por qué ser un «facha».
Lee con más detenimiento lo que he escrito y si te parece exagerado que me escandalice leer «Ejército de Israel» al lado de «Ejército de España» o que no me parezca acertada la equiparación entre Israel y España.
La cuestión no radica en que no me sienta español. Tampoco me siento holandés y sin embargo ni tengo ningún problema con Holanda, ni ese país ha actuado contra el mío ya no durante 40 años de dictadura sino durante siglos. Pero esa no es la cuestión, ni lo es que en otros paises sus ciudadanos no tengan ningún inconveniente en sentirse representados por la misma bandera con la que se les sometió. A mí sí me importa. Y respeto que a tí no te ocurra lo mismo. Lo verdaderamente grave es que por más que nos pese -sí, también a mí-, España no puede ni creo que pueda ser nunca una nación Start Up. Es una cuestión de mentalidad : ni crear ni facilitar que otros creen riqueza. Tú mismo apuntas el resentimiento español ante el triunfo y la prosperidad. También ocurre con la creatividad y la investigación: «¡que inventen ellos!», exclamó Miquel de Unamuno, paradigma del intelectual español del primer tercio del siglo XX, quien más adelante remachó su afirmación en el siguiente diálogo :
ROMÁN.- Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.
SABINO.- Acaso mejor.
Recuerdo todavía con indignación el día en que el presidente Rodríguez Zapatero dejó de negar la crisis y la «desaceleración acelerada» y admitió lo que cualquier persona con sentido común, por humilde que fuera, sabía de antemano : que la burbuja inmobiliaria era la punta del iceberg de una locura colectiva, de una querencia por el pelotazo gregario y la especulación más improductiva. Durante los años del boom económico la banca no concedió créditos para patentes, investigación o proyectos innovadores de cualquier índole. Nada que ver con Israel ni con cualquier país ya no digo puntero sino, simplemente, avanzado. Este fenómeno se ha repetido a lo largo de la historia. España no ha sido capaz de sacar ventaja ni siquiera al fruto del expolio de las riquezas de America. Lo dilapidó todo en guerras de religión y provocó una inflación nunca vista hasta entonces. Pero volvamos a nuestros días y veamos qué afirmó Rodríguez Zapatero cuando hubo de reconocer la gravedad de la situación : «a partir de ahora vamos a centrarnos en la alta tecnología».
Esta frase no solo define a un presidente nefasto sinó una mentalidad. Muestra un deje de desdén («no nos hemos dedicado a la alta tecnología porque no nos ha interesado»), un desconocimiento absoluto de qué demonios supone la «alta tecnología» (como si no fuesen necesarios años, fuertes inversiones, sinergias y una coordinación eficiente para despuntar), y un grado de improvisación suicida basada en la imitación. Y como sabes perfectamente, la mera imitación suele ser el camino más corto hacia el fracaso porque es opuesta a la cratividad y no se sustenta en la experiencia de prueba-error que tan bien has descrito. Efectivamente, el fracaso en España es percibido como una mancha imborrable, algo que afecta al «honor».
Partiendo de estas premisas espero que entiendas que afirme que España no puede ser una nación Start Up. El sólo hecho de que, tal como apuntas, haya tenido que ser una organización sin ánimo de lucro -ACOM- la encargada de publicar el libro de referencia ya es significativo. Súmese a lo antedicho la incompresnsión de esa jutzpah saludable que citas en la empresa y que suele ser un motor de progreso e innovación y, sobre todo, la carencia de
«ese sentimiento de nación, de sociedad, de pueblo que, en este caso para mal, no tiene España».
Citas momentos de pujanza y de cohesión inspirados en la modernidad y en la democracia, pero son excepcionales y sus promotores con frecuencia fueron arrinconados o perseguidos. Puedes pensar que me dejo llevar por una suerte de determinismo pesismista sobre la sociedad española, pero lo cierto es que estoy convencido de lo que escribí en mi comentario anterior y de que la sociedad española carece de la vertebración -no impuesta- imprescindible y adolece de viejos vicios asentados en su historia como la envidia, el desprecio al trabajo, la desconfianza ante la innovación y el gusto por el subsidio, la subvención o la colusión que impiden el desarrollo y penalizan la iniciativa.
Entiende mi anterior comentario no como una crítica hacia tí, ni mucho menos, sinó a la posibilidad de equiparar dos sociedades, la española y la israelí, tan diferentes en sus orígenes y en su capacidad de afrontar el futuro. Ciertamente, mostrar algunas actitudes que España podría adoptar para mejorar su Economía no es ningún disparate.
Por supuesto si te ofendí te pido disculpas. Un abrazo.
Que quede claro, en ningún momento me ofendí. Pero estos temas son delicados y escribiendo puede interpretarse otro tono. Siento si pensaste eso ¡para nada!
Ya sé que sabes que no soy falangista ni nada, pero me pareció que te había molestado bastante el hecho de que animara a España a encontrar su sentimiento de unidad nacional. Por eso mencioné a la falange en una forma de ironía.
Sigo pensando que las críticas al ejército español están con calzador porque no era objeto de este artículo ni si quiera comparar ambos ejércitos. Entiendo el rechazo a la dictadura, como yo también tengo y cualquier persona con conciencia política e histórica seria de lo nefasta que fue y lo que atrasó a España y la dejó en la caricatura y el estereotipo.
Por último, si coincidimos en esa envidia española y todo eso, pero sigo pensando que has malinterpretado el sentido del post. Mi creencia es que España debe cambiar y puede tomar algunos ejemplos de Israel. De ahí a la bandera y a los 40 años de dictadura hay un trecho.
un saludo
España, efectivamente, debe cambiar y cambiaría si tomase ejemplo de Israel. Para ello primero debe entender a Israel; incluso, en demasiados casos, la existencia de Israel. Que desees un cambio tan inmenso de mentalidad te define; eres optimista y una buena persona.
¡Fascista!
no te me conviertas en un troll querido Ariel 😉
Extremista!! Rojjjjjjazo!! 😀
Jajaja… Ahora en serio, el post es muy bueno. Y confieso que con el tema de jutzpá y tajles me he llegado a emocionar y todo. Es así. Incluso no es decabellada la idea de que en miluím coincidan dos compañeros de trabajo y el oficial superior reciba como suboficial a su jefe en la vida civil. Ha pasado. Incluso dentro del Ejército tampoco hay mucha distancia y protocolo entre soldados de diferentes rangos. Porque a nosotros lo que de verdad nos importa es lo tajles, ají.
Ariel, efectivamente el post es muy bueno, pero llega a un punto en que se estrella contra una situación difícil de digerir. Me ratifico : Eli es un hombre jóven, optimista y buena persona que, además, escribe muy bien.
Probablemente por eso mismo orilla la cruda realidad que, en parte, intentamos reflejar en nuestro último post con toda la humildad que se quiera. La traducción, bastante decente, puede leerse aquí http://translate.google.com/translate?sl=ca&tl=es&js=n&prev=_t&hl=es&ie=UTF-8&layout=2&eotf=1&u=http%3A%2F%2Fhasbarats.blogspot.com.es%2F2012%2F04%2Fespanya-es-punt-de-petar.html
¿Tengo yo cara de tener que necesitar una traducción chapuza de Google para leer un post de Hasbarats? Venga, hombre, que «serem pocs, però ens coneixem prou» 😉
Ariel, lo de la traducción era para l’amic Eli. Ya sé que dominas catalán y que eres un pelín rojo-separatista.
😀
Si España se dividiera entre sus naciones naturales y compitieran sanamente entre ellas tendriamos una economia de nivel futbolístico como el F.C Barcelona Real Madrid