Religión, religiosos e Israel

El tema religioso siempre está salpicado de polémica, e incluso morbo, tanto dentro como fuera de Israel. Hoy una manifestación, la cual han avivado tanto Bibi como el presidente del Estado, Simón Peres, tendrá lugar en Bet Shemesh para protestar en contra de la segregación de la mujer en autobuses y calles en algunas zonas de Israel. Dos hechos han desatado esta convocatoria: que una mujer se negara a sentarse en la parte de atrás de un autobús porque, como uso social y no como norma, en algunas rutas en las que viajan haredím, estos suelen pedir a las mujeres que se sienten detrás.  El segundo, y que más impacto ha tenido, incluso levantando condenas del líder del partido religoso por excelencia, el Shas, fue cuando un haredí del grupo Sikrikim, escupió a una niña de ocho años aduciendo que iba vestida inmodestamente.

Según leemos en el timeline del corresponsal de El Mundo en la zona, Sal Emergui, el grupo religioso de Bet Shemesh que ha provocado este debate social -que siempre está latente y al mínimo acontecimiento resurge con fuerza- el mencionado Sikrikim, ni siquiera es aceptado por el mainstream haredí -ultraortodoxo- de Israel. Incluso se codea con Naturei Karta, secta religiosa que tampoco  reconoce al Estado de Israel y se reune, entre otros, con Mahmud Ahmadineyad.

La religión es muy importante y significativa en el pueblo judío. Durante 2.000 años vagando por el mundo como nación sin tierra, la religión fue el soporte, lo que mantuvo la supervivencia del pueblo, hasta hoy. Una gran variedad de persecuciones contra los judíos se debió a la práctica de la religión y al estudio de Torá. Esta semana se celebra Janucá, el triunfo sobre un intento más de borrar al judaísmo y al pueblo judío del mapa. Por ello la religión es tan importante. Es un arma para la identidad y supervivencia de los judíos y en la Diáspora, sobre todo, un nexo de unión entre judíos procedentes de todos los rincones del planeta.

En primer lugar, al igual que sucede con los colonos, para hablar de los religiosos debemos establecer varios matices. Los religiosos al igual que los colonos no son un grupo homogéneo con personalidad jurídica, los hay de distintos tipos, ideología, formación o militancia. En Israel es común ver a muchos hombres con kipá o a muchas mujeres recatadas, esto no los hace ultraortodoxos. Dentro de los israelíes que practican la religión podemos distinguir entre Haredim -vestimenta jasídica, peotz…-de los cuales muchos trabajan y un porcentaje considerable va al ejército, pero la mayoría está en las yeshivot estudiando Torá día y noche y forman verdaderos barrios cuasicerrados que son, básicamente, un copia y pega de los shtetels de Polonia y Rusia de hace 200 años; Datí Leumí -vestimenta normal, kipá- quienes trabajan, van al ejército, pagan impuestos como todo hijo de vecino y forman parte de todos los estratos de la sociedad y los Masortíes -sin kipá pero celebran las festividades judías- igual que los anteriores pero con un nivel de práctica más bajo, solo litúrgico, festivo y tradicional. Y además, dentro de cada uno de estos tres grupos que en mayor o menor medida observan los preceptos de la religión judía, existen subgrupos, congregaciones, movimientos y corrientes distintas y a veces enfrentadas. Es un balagán, como se diría por aquí. Balagán puede traducirse como desordén, o más castizamente, como follón.

El concepto de Estado Judío no es religioso, es nacional. La religión no hace que seas o no seas judío. La religión es la fuente de los valores, tradiciones, liturgias y erudición judías. Una nación con una religión común. Una cultura, una historia, unos valores y un idioma comunes formados por la religión. La religión siempre va a ser una parte importante de Israel y del pueblo judío. E Israel fue concebido para que todo tipo de judío tuviera su sitio. Desde la familia yemenita que llegó aquí en los 50 hasta el chaval de New York laico que está ahora mismo pidiendo la nacionalidad israelí.

Israel es una democracia. Bibi lo ha recordado y ha animado a luchar contra las prácticas que van en contra de ella dentro de Israel. La ley laica se cumple en la calle, sólo hay que darse un paseo por Tel Aviv o por las principales calles de cualquier ciudad israelí. En los barrios haredíes se pide a las mujeres vestir con recato, como se hace al entrar al Vaticano, por ejemplo. El problema no son los haredíes en general -no  el problema democrático que estamos aquí tratando, si representan otros problemas de Israel a desarrollar en otro post- sino esos grupos en particular que tanto ruido hacen y que tanto daño hacen a la verdadera imagen de Israel.

En Israel cuando alguien viola la ley el peso de la justica cae sobre él o ella. Que se lo digan al ex presidente Moshe Katzav. Y cuando la mayoría de la sociedad está en contra de que grupos de radicales lleven a cabo actos deplorables hay protestas y manifestaciones.

5 comentarios

  1. Toda raba, Eli.

    Pero… tengo una matización.

    Un estado democrático necesita, además de elecciones y libertad de prensa, la igualdad de sus ciudadanos y el imperio de la ley. El hecho del especial estatus que tienen los grupos más extremistas solamente señala un gap democrático que tiene el estado hebreo y que tendrá que superar.

    Ese gap parte de una segunda matización. El estado de Israel es un estado, fundamentalmente, religioso. Lo es porque no hay aspecto alguno de nacionalidad que pueda unir a un beta Israel (por evitar el término «falasha»), con un asquenazí del guetto de Lvov (cuyo idioma materno es el yidish)… con un judío norteamericano como Steven Spielberg, por ejemplo (que supongo que, si lo pidiera, recibiría la nacionalidad israelí sin demasiados problemas…)

    Ese principio religioso del estado de Israel es el que permite que se tolere a estos grupos vivir por encima de la Ley… utilizar un transporte público (e imponer costumbre de uso en el mismo) sin pagar impuestos para financiarlo…

    Este asunto sería menor si no fuera por el reverso de este mismo problema que me hace dudar, desde fuera y sin haber visitado nunca Israel, algo que espero solucionar muy pronto, sobre las posibilidades de integración de los musulmanes en la sociedad de Israel.

    En fin. Felicidades por el blog. Resulta muy interesante.

  2. Gracias Luis,

    En primer lugar, ese nexo para unir a un falasha con un judío europeo es nacional y no religioso, porque ellos dos pueden perfectamente ser ateos y seguir siendo judíos. Lo que tienen en común es el origen, no tanto la religión y las tradiciones. Es el origen en la tribu de Judá lo que da el aspecto de publo y de nación a los judíos.

    En segundo lugar, el imperio de la ley existe y cómo. Ya he mencionado el caso paradigmático del expresidente Katzav. Los grupos religiosos no operan con impunidad, lo que tienen son uns privilegios que deben ser revisados y que afecta a la igualdad entre israelíes (ir al ejército, impuestos…) pero debido al status quo -acuerdos entre Ben Gurion y los sectores religiosos respecto a las leyes religiosas en Israel que se prometió revisar cuando la paz se alcance, así estamos 63 años- no se han tocado más que para darle algunas pinceladas.

  3. Creo no equivocarme en señalar que incluso en los Shtetls de Rusia y Europa Oriental los judíos trabajaban, si no lo hacían, simplemente no había sustento, no había un Estado que los subvencionara.

    Creo que la existencia de un verdadero estamento tan numeroso como lo son hoy en día los jaredim, que no trabajan y significan una doble carga para el Estado, es única y sin precedentes.

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